3 jun 2009

Royal Concertgebouw Orchestra




El 11 de abril de 1888, tras varios años de preparación, se inauguraba oficialmente el Concertgebouw, la sala de conciertos de Amsterdam. Por fin Amsterdam tenía su propio templo de la música, y muy pronto demostró ser una de las mejores salas de concierto del mundo. Medio año después, el 3 de noviembre de 1888, la Concertgebouw Orchestra (RCO), establecida especialmente para esta sala, dio su primer concierto. Bajo la dirección de Willem Kes y Willem Mengelberg, en solamente unas pocas décadas la orquesta se convirtió en uno de los ensambles de más alto nivel en Europa. En 1897, Richard Strauss habla de una orquesta “wirklich prachtvoll, voll Jugendfrische und Begeisterung”, y a partir del comienzo mismo del siglo XX empiezan a llegar a Amsterdam docenas de compositores y directores, para trabajar con esta famosísima orquesta. Desde la celebración de sus primeros cien años en 1988, la orquesta ha recibido el honor del título de Orquesta Real. Es reconocida en todo el mundo como una de las orquestas sinfónicas líderes.

Siguiendo los pasos de un ilustre grupo de predecesores - Willem Kes (1888-1895), Willem Mengelberg (1895-1945), Eduard van Beinum (1945-1959) y Bernard Haitink (1963-1988) - Riccardo Chailly asumió como director principal (“chief conductor”) en 1988. Bajo su dirección, la Royal Concertgebouw Orchestra ha tenido un éxito tremendo, tanto en los Países Bajos como en el exterior. La expansión de su repertorio todavía sigue. Con una performance de la Novena Sinfonía de Bruckner en noviembre de 1998, Chailly celebró el décimo aniversario de su participación en la orquesta.
En enero de 1999, en honor a sus 25 años como director principal, Bernard Haitink fue nombrado director honorario de la orquesta. Nikolaus Harnoncourt, quien desde 1975 también tiene una relación muy especial con esta orquesta, con asombrosas interpretaciones del repertorio clásico y romántico temprano, fue nombrado director invitado de honor en octubre del año 2000.
Los 115 músicos principales que conforman la Royal Concertgebouw Orchestra son todos y cada uno no solamente virtuosos en sus instrumentos sino que, también, en conjunto aseguran la continuidad de la performance característica que le da a esta orquesta su incomparable sonido y flexibilidad. Con sus cuerdas “aterciopeladas”, el “áureo” sonido de los cobres, y el excepcional timbre de los vientos madera, a veces descrito como “típicamente alemán”, la RCO se ha ganado un lugar especialísimo en el pequeño y selecto grupo de las orquestas más importantes y renombradas del mundo. Sus casi mil grabaciones dan fe de ello.

De los casi 120 conciertos que brinda por año, unos 30 tienen lugar en los podios más importantes del mundo (fuera de Holanda). La RCO cuenta con fanáticos seguidores no solamente en Europa (Londres, París, Viena, Madrid, Salzburgo, Lucerna y Bruselas), sino también en América del Norte y del Sur, y el lejano Oriente (incluyendo China y Japón). La base de toda su actividad global es siempre la temporada de conciertos en el mismo Concertgebouw en Amsterdam.
En los cincuenta años que Willem Mengelberg manejó las riendas, la Concertgebouw Orchestra estableció relaciones con una amplia gama de compositores, incluyendo a Richard Strauss, Gustav Mahler, Ravel, Debussy, Igor Stravinsky, Arnold Schoenberg, Paul Hindemith, Schreker y Milhaud, todos los cuales también la dirigieron en más de una oportunidad.

Otros, como por ejemplo Béla Bartók, Sergei Rachmaninov, y Prokofiev, participaron como solistas en performances de sus propias obras. Después de la Segunda Guerra Mundial, esta relación con los compositores del momento, en extremo importante para toda orquesta, continuó con Peter Schat, Luciano Berigio, Luigi Nono, y Bruno Maderna. Siguiendo con la tradición, la orquesta encarga regularmente obras nuevas a diversos y destacados directores contemporáneos.
Por otra parte, la RCO goza de una excepcional reputación por sus interpretaciones de obras románticas tardías, incluyendo las de G. Mahler, Bruckner y Richard Strauss. La tradición de G. Mahler, arraigadas en las varias performances que el mismo Mahler dirigió aquí, tuvo su primer momento fulgurante en el Mahler Festival de 1920. Aunque la obra de Mahler siempre ha ocupado una considerable porción del repertorio de la Concertgebouw Orchestra, fue Bernard Haitink, con grabaciones completas de las sinfonías de Mahler y las matinées de navidad (Christmas Matinees), quien le dio un nuevo ímpetu a la tradición de G. Mahler. Desde entonces, con nuevas interpretaciones propias, Riccardo Chailly ha seguido el ejemplo; la mayoría de las performances de Riccardo Chailly, de las sinfonías de Mahler, están disponibles en cd.

El Mahler Festival de mayo de 1995 incluyó además a las orquestas de Viena y Filarmónica de Berlín, un hecho que fue aclamado en el mundo entero.
Pero tampoco hay que olvidar a Anton Bruckner, dentro del repertorio de la RCO. Se debe, en gran medida, a Edouard van Beinum, quien después de la Segunda Guerra Mundial atrajo la atención de la orquesta hacia Bruckner y la música francesa. Con performances dirigidas por Riccardo Chailly, la Concertgebouw Orchestra ha hecho una importante contribución al nuevo enfoque sobre la música de Bruckner.
Bajo la conducción de Riccardo Chailly, el primer director principal no-alemán, la orquesta ha expandido considerablemente su repertorio. Riccardo Chailly, uno de los pocos directores de nuestro tiempo que lo hace, es capaz de seguir desarrollando el repertorio romántico mientras le da nuevos incentivos a la performance de obras del siglo XX y contemporáneas, al igual que la ópera. Muchas de sus grabaciones han recibido los premios de mayor prestigio de nuestro tiempo, y han recibido innumerables honores. Son notables, por ejemplo, las recientes interpetaciones en concierto de óperas, y también las producciones de la RCO juntamente con la Ópera de los Países Bajos.

En otro momento prometo hablar concretamente de la sala, que es de una belleza arquitectónica incomparable. El arquitecto que la construyó fue Adolf Leonard van Gendt, es de estilo neoclásico y tiene influencias de un estilo arquitectónico que se llama "Segundo Imperio". Insisto, otro día, otro día, palabra de honor!
Gustav Mahler: Sinfonía No.4, segundo movimiento.
Royal Concertgebouw Orchestra, dir. por Bernard Haitink; Vesko Eschkenazy - violin solo



Gustav Mahler: Sinfonía No.4, cuarto movimiento.
Royal Concertgebouw Orchestra, dir. por Bernard Haitink; Christinne Schafer (soprano)



Fuente consultada: Bach Cantatas Website
Para visitar el sitio web:
http://www.bach-cantatas.com/Bio/Concertgebouw-Orchestra.htm

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